jueves, 4 de febrero de 2016

El Valor del Diálogo

¿Has ido alguna vez al teatro? En ese espectáculo los actores representan situaciones que viven las personas, se comunican y usan las palabras de diferentes maneras. En un monólogo un personaje habla por largo rato, dirigiéndose a otro personaje, al público o a sí mismo, como si pensara en voz alta. 
En un diálogo, las palabras y participaciones se alternan y los personajes intercambian información, comparten sus emociones, narran sus experiencias, revelan sus sentimientos y resuelven sus problemas. Cuando hablas sin escuchar a los demás te alejas de ellos y, en cierta forma, permaneces encerrado en ti mismo. Cuando hablas y escuchas, o escuchas y hablas, tu paisaje se enriquece gracias a las otras personas, tu mundo se vuelve más valioso y amplio y puedes construir acuerdos con ellas para resolver conflictos o actuar en una situación de emergencia. 



El valor del diálogo consiste en pensar con inteligencia y cuidado lo que vamos a decir, en abordar temas importantes para nuestra vida, escuchar atentamente a los otros y hacernos oír por los demás. Las metas más importantes del diálogo son la paz, la concordia, la comprensión y la solución de conflictos.




La actitud contraria al diálogo es la incomunicación. Ésta provoca una sensación de aislamiento en las personas porque no pueden compartir con los demás lo que sienten o necesitan. Por otra parte, impide que las gentes se conozcan tal y como son, por lo que viven en una permanente soledad.


Para la vida diaria
  1. Usa el diálogo para solucionar dificultades de todos los tamaños. Cuando tengas un problema o necesites tomar una decisión primero piensa y después dialoga.
  2. Usa el diálogo para elaborar propuestas creativas. No sólo es un recurso para remediar problemas, sino también para iniciar nuevas actividades. Trata de planear en equipo, explícales a las personas participantes tu propia visión y escucha la visión que tienen ellas.
  3. Haz que la gente hable. Promueve el diálogo en los espacios donde se desarrolla tu vida. El principal de ellos es el hogar. Existen “familias silenciosas” en las que todos guardan para sí sus enojos, ilusiones, planes o problemas; ello genera una peligrosa presión. Invita a tus familiares a expresarse libremente como una práctica habitual. 
  4. Fíjate en lo que quiere el otro. Distingue su intención y evalúa su interés.
  5. Deja hablar al otro. Escúchalo con atención, no lo contradigas, reconoce sus verdades y hazle preguntas.
  6. Pídele que te demuestre lo que está diciendo.
  7. Hablen del tema preciso. No se distraigan tratando otros asuntos.
  8. Comparte estas reglas con la otra persona para que las siga contigo.
  9. Si llevan mucho tiempo dialogando y no llegan a un acuerdo, esperen un poco e intenten de nuevo. Recuerda: no se valen groserías, gritos o manotazos.


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