miércoles, 10 de febrero de 2016

Como persona necesito un ambiente lleno de Afecto para vivir

Un buen Clima de Afecto, puede influir positivamente en nuestras vidas!



Los niños se sienten estimulados si viven en un clima de afecto - apego emocional, cariño, amor y dedicación. Tienen una gran necesidad de amar y ser amados. También necesitan saber que tienen un lugar en la familia y en la comunidad - y que siempre lo tendrán más allá de las circunstancias.
Los niños que se crían en un entorno donde hay demostración de cariño están mejor preparados para enfrentar las frustraciones y decepciones de la vida cotidiana. Además, encuentran menos dificultades para trabajar y desempeñarse en la búsqueda de los objetivos comunes.

Los aspectos afectivos y emocionales tienen una importancia especial en Educación Infantil. Sólo si el niño se encuentra a gusto y seguro en la escuela, se implicará positivamente en el aprendizaje y desarrollo. De aquí la necesidad de construir, entre todos los educadores, un clima de afecto, confianza y seguridad para los niños, por ello es fundamental tener en cuenta:

 Los niños precisan una relación estable y continua con aquellas personas que cubren sus necesidades de cuidado, exploración y juego. Estas relaciones producen sentimientos de bienestar, confianza y seguridad.
  • En un ambiente de estas características, el niño puede afrontar los pequeños retos que le plantea el conocimiento progresivo del medio, superar las frustraciones que la convivencia implica, relacionarse positivamente con los compañeros y con el educador, y así aprender y desarrollarse, crecer y convertirse en miembro activo de su grupo social.
  • Para ello, los niños necesitan tener con el educador una relación personal de gran calidad, una relación que transmita a los niños la seguridad de que es querido y valorado.
  • Este ambiente cálido y esta relación afectuosa no se opone a la existencia de normas y a la presencia de retos y exigencias, que adquieren todo su valor educativo cuando se dan en un contexto de afecto y consideración para el niño.
  • Las normas y rutinas contribuyen a la creación de un ambiente de seguridad: el saber qué no puede hacer o saber qué hará después ayudará al niño a crearse un entorno estable y seguro. Las normas y límites deben insertarse en un ambiente o clima afectivo, estar adaptadas a las posibilidades del niño, ser consistentes y flexibles y no excesivas.









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